Nadie te toca.
Lidiar con su lobo molesto era algo abrumador para Jungkook pero ver a su omega mucho más tranquilo le ayudaba con eso, la noche anterior estuvieron abrazados por un largo rato, Jungkook se aseguró de que los hematomas no fueran algo tan serio y le pidió a Jimin que le contara todo lo que pudiera sobre esos chicos para poder hacer algo al respecto, el ojiazul se sintió tranquilo al hablar, y Jungkook sintió que la sensación molesta que oprimía su pecho se disipaba en casi su totalidad, al menos momentáneamente, sentía mucho orgullo porque su precioso chico se siente protegido y seguro a su lado.
Quiere vengarse y lo hará en algún momento de la semana entrante, es casi seguro que lo hará la primera hora de la semana entrante, buscará a cada uno de los que lastimaron a Jimin y los hará pagar de las formas que él sabe hacerlo y otras más, pero por el momento quiere enfocarse en su ángel y en complacerlo en todo lo que le pida durante el fin de semana para borrar los tragos amargos que vivió.
—Quiero que el nido sea blanco algodón —dijo el omega con una sonrisa mientras él y Jungkook entraron al local tomados de la mano, habían decidido que ese fin de semana lo dedicarían a la decoración de su nueva morada, así que en cuanto despertaron y desayunaron se dirigieron a su tarea, conseguir las cosas y encaminarse a su nuevo hogar.
—¡Al fin te decidiste, bebé! —sonríe en grande mientras caminaban hacia el área de carritos de compra y Jimin rodaba los ojos con diversión, Jungkook había notado que su actitud mejoró mucho luego de decir lo que estaba ocurriendo lo cual le alegra demasiado, sabe que Jimin es muy fuerte con el asunto del acoso escolar pero sabe que lo mejor será que el chico vaya a algún tipo de terapia, sin embargo, eso lo propondrá en algún tiempo, cuando crea lo prudente para el pequeño.
—Eran muchos colores, no puedes culparme —su ceño se frunce y el alfa siente mucha ternura por ello—. Debes admitir que era difícil, tú tampoco sabes qué color quieres para nuestra habitación —comenzaron a caminar hacia el área de pinturas que era lo único que les faltaba por el momento.
—Claro que lo sé, tiene que ser celeste, uno muy específico —Jimin rodó los ojos de nuevo y tiró la cabeza hacia atrás con falso fastidio haciendo que el mayor se riera a carcajadas—. No deberías lucir tan fastidiado con mis peticiones, cachorro —la burla era clara en su tono.
—Es que ya viste todos los azules del libro de muestras y ninguno te agrada —niega—. Nunca entenderé porqué tienen que inventar tantos tonos de un mismo color, es absurdo.
—Es porque cada uno es distinto, por ejemplo... —avanza un poco y toma un bote de pintura de un tono azul eléctrico—, mira este azul, es lindo, ¿no? —el omega se encogió de hombros con un gesto que le daba la razón al alfa—. Pero no es igual a éste color —avanza otro poco y toma un bote de color azul cielo—. Este es lindo.
—Ahí lo tienes, podríamos comprar ese —sonríe en grande ante su propuesta.
—No, porque éste color no es igual al que yo quiero —niega risueño tomando el carrito que Jimin había dejado abandonado y avanzó al final del pasillo para buscar el blanco que Jimin quería para la habitación del nido.
—Pero no venden ese azul aquí, ¿qué demonios tiene de especial ese tonto color? —no estaba molesto, Jungkook sabe que así es la personalidad de Jimin, suele irritarse pero no en realidad y a veces solo lo hace para burlarse de los demás, Jungkook ama a Jimin y su personalidad aunque el omega sea testarudo y berrinchudo a veces.
—No le llamaría tonto al azul de tus ojos —Jimin se puso serio de pronto deteniéndose en el pasillo, Jungkook estaba unos pasos más adelante y rió por su expresión, tenía la boca abierta igual que los ojos, la sorpresa estaba fielmente dibujada en su rostro—. ¿Vas a avanzar o...? —seguía burlándose.
—¿Q-Quieres que nuestra habitación sea de ese color? No entiendo —sacude la cabeza para despejar su sorpresa—. ¿Por qué quieres ese color?
—Porque es mi color favorito y tú dijiste que podía elegir el color de nuestra habitación —responde con un encogimiento de hombros, no miraba a Jimin, sus ojos estaban muy ocupados en encontrar el blanco algodón en alguno de los enormes estantes, además claro, no podía verlo a los ojos porque sabía que era tremendamente cursi y sus mejillas estaban sonrojadas, ya no debería avergonzarse frente a Jimin pero siempre es como el primer día, el omega lo hace sonrojarse a cada momento pero es una sensación bonita la que embarga su interior y nunca va a cansarse de eso.
—Es tu color favorito —afirmó con una enorme sonrisa que hizo al ojiverde girar a verlo, podía sentir su alegría en el pecho contagiándolo y provocando una enorme sonrisa en sus labios.
—Por supuesto que lo es, amor —su corazón se infló, metafóricamente, al ver el brillo en esos ojos que tan loco lo vuelven—. Lo supe desde que los vi por primera vez —se acercó al omega y dejó un beso en sus labios, uno rápido y sincero—, y no hablo de la vez que te vi en el hospital, habló de cuando te conocí de niños, de verdad me gustó mucho ese azul hermoso que tienen.
—¡Oh, Kook! —un puchero de ternura se instaló en sus labios y sus ojos se iluminaron hermosamente por las palabras que su alfa acababa de decir.
—Te lo juro, pregúntale a mamá cuántas veces rechacé las cosas porque no eran del azul indicado —ríe contagiando al omega que no retiraba la ilusión de sus orbes cerúleo—. Además leí en internet que es bueno que el color de la habitación nos haga sentir seguros y tranquilos porque es lo primero que vemos al despertar y tus ojos me hacen sentir así, quiero estar rodeado de eso cada mañana.
—Te amo, lobito —lo rodeó por el torso con amor—, mucho.
—Y yo a ti, ángel —besó su coronilla rápidamente y lo separó del abrazo—. Ahora ayúdame a buscar ese blanco algodón que quieres —golpea varias veces la nariz de botón del más bajito sacando una risilla de los gruesos labios del omega—. El nuevo nido va a quedar hermoso, mi amor —y así pasaron a comprar los colores que necesitaban, el omega reía y Jungkook se encargaba de admirar su bonita sonrisa, igual que siempre pero no por eso era menos aburrido, ambos estaban perdidos en las sensaciones que el otro provocaba en su interior, con sus lobos enamorados y fascinados por la construcción de un futuro en compañía de su alma destinada.
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Jungkook se sentía afortunado, mucho de hecho, veía a Jimin con un lindo overol beige con algunas manchas de pintura, debajo de él tenía una playera que el alfa ya no utilizaba y al omega sólo lo hacía verse pequeño al usarla. El ojiazul dijo que ese sería su atuendo para pintar porque no quería estropear su ropa buena, lo cual pareció ser una buena idea ya que el menor tenía manchas de pintura por doquier y Jungkook reía cada vez que soltaba un quejido al hacerse una mancha nueva. Jimin con la ropa sucia por la pintura color gris que estaban usando en la cocina y tarareando la música que tenían puesta mientras se movía ligeramente para bailar con alegría es una imagen simplemente fascinante que pagaría por ver el resto de su vida.
Estaba parado sobre una escalera, en el tercer o cuarto peldaño porque sentía vértigo al subir más, elevaba su brazo para arrastrar el color con la brocha y lo bajaba con prisa al ver que la pintura se estaba derramando por la pared, hacía gestos graciosos cuando sentía que hacía algo mal y no quería que Jungkook se diera cuenta, pero luego lo corregía usando más pintura y un poco más de cuidado, el alfa se sentía afortunado al observar dicha escena, de ver cada delicado movimiento y la concentración de sus ojos, la forma en que sacaba la lengua por un costado de su boca al trabajar cerca del marco de la ventana como si eso le ayudará a enfocarse más y no manchar la madera.
Jungkook podía embobarse por horas viendo a su omega trabajar y ser tan tierno y adorable, luciendo hermoso en su ropa vieja y sucia, podía ver su rostro agotado porque habían terminado de pintar la habitación del nido, distinguía sin duda las manchas blancas en su overol haciendo que soltara una risa baja al ver la marca blanquecina que su mano había dejado en el trasero del menor al darle una nalgada juguetona mientras pintaban el lugar, Jungkook no salió invicto y terminó con el cabello lleno de pintura ya que el menor lo acarició graciosamente con las manos embadurnadas de blanco.
—¿Vas a quedarte ahí parado todo el día o vas a ayudarme, alfa holgazán? —cuestiona el omega desde la escalera, tenía el ceño fruncido con falso enfado pero sus labios se estiraron en una sonrisa aunque trataba de contenerla—. Se supone que yo debería descansar, fuiste tú quien no quiso contratar a alguien.
—Dije que yo puedo hacer el trabajo, amor —niega y se acerca al chico para rodearlo por la cintura y recargar la cabeza en su pecho ya que podía hacerlo por la diferencia de tamaños que la escalera le proporcionaba—. Soy un alfa fuerte y trabajador.
—Un alfa fuerte y trabajador que deja que su omega haga todo el trabajo mientras él solo observa no sé qué con su preciosa sonrisa en los labios.
—Observaba al amor de mi vida... Y fueron solo unos segundos —dice con berrinche.
—Si tú lo dices —acaricia los rizos del otro, ésta vez sin embarrar pintura en ellos ya que la que tienen en las manos está seca ya—. Alfa, tengo hambre.
—No tienes que decírmelo, escuché tu pancita rugir —rieron un poco hasta que la puerta principal abriéndose los interrumpió.
—Van a tener que comprarnos un muy buen bufete si quieren que les ayudemos, estamos hambrientos —Yoongi entró a la cocina seguido por Taehyung, Hoseok y Zico.
—¡Chicos! —Jimin los vio emocionado y sonrió en grande cuando Jungkook apretó más el abrazo para que no se alejara de él—. Déjame saludarlos, alfa —a regañadientes y con el ceño fruncido Jungkook se apartó, Jimin brincó desde la escalera al piso y las facciones del alfa se profundizaron aún más.
—¡Bebé, no saltes así! Puedes lastimarte —se acercó para comprobar que estuviera bien.
—Lo siento, ricitos —sonrió apenado a la mirada recriminante del mayor y retomó sus pasos hacia Yoongi para abrazarlo—. ¡Gracias por venir a ayudarnos!
—Por nada, Minnie —responde Taehyung uniéndose al abrazo, el estómago del azabache estaba ligeramente pronunciado y Jimin se emocionaba cada vez más por ser tío de ese bebé, repartió otro abrazo a Hoseok y Zico y volvió a los brazos de su alfa donde más cómodo y seguro se siente.
—Tengo demasiada hambre —se queja el alfa pelinegro hacia su propio alfa.
—¿No pudieron comer antes de venir? —cuestionó Jungkook olfateando el cabello de Jimin para ignorar que un poco de brisa de mar y hierbabuena, los aromas de Taehyung y Hoseok, permanecían en Jimin.
—¡Kook! —los ojos molestos y sorprendidos del omega lo miraron con reproche.
—No lo pregunté adecuadamente, me disculpo —habla hacia los alfas y betas que estaban frente a él con sonrisas burlonas en sus rostros al ver que Jungkook se doblega de inmediato ante los regaños del menor—. Me refería a que tal vez estuvieron ocupados y nosotros solo les estamos interrumpiendo sus días libres y hasta les impedimos comer, no quisiera que ser un problema para ustedes.
—Descuida, solo no comimos por estar ocupados durmiendo —Hoseok se encoge de hombros y Taehyung asiente—. Ya sabes, turno nocturno.
—Sigo sin entender porqué no contrataste a alguien para que hiciera esto, eres millonario, jefe —el beta castaño se burló de Jeon quien rodó los ojos fastidiado.
—Porque soy muy buen alfa y puedo hacerlo yo mismo —la ceja alzada de Zico lo hizo seguir—, y antes de que digas algo... quien les pidió que vinieran fue él —señala con la cabeza al ojiazul que permanecían entre sus brazos con una sonrisa burlona—. Podemos pedir algo de comer, también está hambriento así que... —el alfa puro se encoge de hombros—, y luego todos irán al patio y yo voy a hacer éste trabajo sólo, para demostrarle a mi omega lo buen alfa que soy.
—¡Si! Pidamos comida china, por favor —asiente efusivo el omega.
—Yo quiero mexicana —repone Taehyung—. Tengo tantas ganas de unas enchiladas —Jimin soltó una risilla.
—Si quieren yo puedo ir a buscarla, es más rápido y la comida no llegará fría —se ofrece Zico.
—¡Yo quiero ir contigo! —Park saltó emocionado—. ¿Puedo ir con él? —cuestionó hacia Jungkook que lo ve con una sonrisa encantada, Jimin luce contento y emocionado, como no lo vio ni un instante de la semana pasada.
—No debes preguntar, amor.
—¡Genial! —aplaudió como festejo—. Vuelvo en un rato —dejó un beso rápido sobre los labios del otro—. ¡Vamos, Zizi! —salta emocionado de nuevo y toma la mano de Yoongi y Zico para salir de la casa pero el traumatólogo se frena.
—Yo no quiero ir —se suelta del agarre con la delicadeza que Jimin se merece.
—Como si no supiéramos que quieres pasar tiempo con Zico —se burla Taehyung haciendo que el rubio frunza el ceño.
—Cállate —Zico rió por el comportamiento nervioso del médico beta.
—Yo si quiero pasar tiempo contigo, Yoongi —todos abrieron mucho los ojos al oír la confesión de Zico—, pero será cuando tú quieras —dejó un beso en la mejilla de Min y salió de la habitación mientras estiraba del brazo a un muy sorprendido Jimin.
—Cuídalo con tu vida, Zico —advierte Jungkook y el beta asintió tranquilo y luego de eso los dos chicos se alejaron lo suficiente para que el resto no pudiera oír más de las preguntas emocionadas y curiosas que el omega le hacía a Zico acerca de su relación con Yoongi.
—Minnie luce mucho más feliz que a lo largo de la semana —Yoongi atina a decir para quitar la atención de él mismo.
—Lo está, si —el alfa ojiverde asiente y camina hacia la escalera para subir a ella y retomar el trabajo de pintura que Jimin había dejado pendiente.
—No sé si ustedes habían peleado o algo parecido pero no lo vuelvas a hacer —advierte Hoseok que sostiene la escalera para que el rizado no pierda el equilibro—. No me lo tomes a mal, pero él realmente se veía afectado.
—Para tu información no fui yo el causante —Jeon habla con un toque de molestia, Hoseok siempre está cuidando de Jimin, lo agradece y ya no le causa los mismos celos que antes, pero su lobo se siente enfadado porque alguien piense que es capaz de dañar a su omega de alguna manera.
—¿Ha no? —el castaño ojimiel eleva los ojos para mirar al ojiverde.
—No —Jungkook contuvo un gruñido al recordar todo lo que Jimin le había contado sobre lo que esos chicos—. Unos chicos lo molestan en la escuela —la atención de Yoongi y Taehyung se puso en él también, todos con el ceño fruncido ante la idea de que alguien pudiera agredir al pequeño omega.
—¿Qué? —el azabache tenía mucho enojo en la voz.
—Usaban su voz en él para que no dijera nada al respecto, incluso pensó en dejar la escuela pero me encargaré de eso, se los aseguro —su tono de voz indicaba que no sería amable al arreglarlo.
—Quiero ayudar —Hoseok habla de inmediato—. Nadie puede molestar a Jimin y simplemente no tener una buena paliza de mi parte.
—Yo también ayudaré —Taehyung asiente con los ojos oscuros, el ojiverde pudo percibir la furia en ambos alfas.
—No creo que sea buena idea... —Jungkook agita la cabeza.
—Tal vez tú seas demasiado elegante para eso, Jeon —Min interviene—, pero nosotros no, esos tipos van a obtener lo que se merecen —el beta sonaba muy amenazante a pesar de su casta.
—¿Tienes idea de lo mucho que amamos a Jimin? —Taehyung cuestiona parándose a un lado de su alfa y entrelazando sus brazos, sus ojos miel estaban enfocados en Jungkook que seguía en el peldaño de la escalera con un recipiente de pintura en una mano y una brocha en la otra pero su mirada puesta en los tres amigos—. Es nuestro hermano, Hoseok y yo tenemos meses de conocerlo pero eso nos basta para amarlo y protegerlo de todo —el alfa puro sintió un cariño especial por esos tres chicos que estaban dispuestos a proteger al omega de todo y todos.
—Sé que lo aman demasiado y se los agradezco enormemente, por eso mismo no me opongo a aceptar su ayuda para solucionar eso, no creo poder controlarme y creo que los necesito ahí para controlarme y no terminar matándolos —admite con su ceño profundizado, su lobo realmente quiere acabar con esos chicos, quiere matarlos pero el lado racional de Jungkook sabe que eso no es posible por más que lo desee, Jimin no querría eso aunque Jeon pudiera hacerlo sin mayores consecuencias—. Pero me refería a que no es buena idea que tú nos ayudes —alzó una ceja hacia el embarazado.
—¡Mierda, es verdad! —dijo el pelinegro e hizo una mueca que Hoseok imitó pues él tampoco había contemplado ese "inconveniente", ambos estaban cegados por la furia y habían olvidado que Taehyung está embarazado y claramente no es recomendable una pelea—. Pero quiero verlos sufrir, es Jimin de quien hablamos, mi lobo necesita cuidarlo, es familia y mi alfa está demasiado molesto como para quedarse en paz.
—Yo también estoy molesto y deben saber que mucho más que cualquiera de ustedes tres... —nadie podía detestar más a las escorias que habían maltratado a su pequeño ángel—, pero no pueden dejar de mantener la mente fría y calcular cada escenario posible —la pareja de alfas asintió dándole la razón—. Nos pondremos de acuerdo mañana, les enviaré un mensaje y les diré lo que tengo pensado —se confundió cuando Yoongi soltó una risa estridente.
—El que odiaba ser alfa les enseñó una lección de cómo ser alfa —se burla de sus amigos mientras Jungkook tenía una sonrisa orgullosa en sus labios y la pareja de alfas se veían entre ellos con sorpresa.
—Lo hice —asiente complacido el ojiverde—. Ahora soy un buen alfa —presume más para sí mismo que para alguien más.
—Siempre lo fuiste, amigo —el rubio se acercó a él para palmear su hombro.
—Nos alegramos por eso —Hoseok sonrió hacia el de casta pura—. Es muy impresionante todo lo que has logrado en dos meses despierto.
—No lo hice solo, por supuesto —sonríe—, soy lo que soy gracias a Jimin, él es un motivo para esforzarme y mejorar, me gusta ser un alfa, me hace feliz y él me ayuda cuando no sé algo, me orienta y es lo mejor de mi vida.
—¡Awwww, que lindo eres! —exclama Taehyung con ternura—. ¡Mira alfa, es tan tierno! Minnie y él son iguales, el uno para el otro —sus ojos miel brillaban con cariño pero se aclaró la garganta arrepentido cuando los tres presentes lo miraron con una ceja alzada—. No pueden burlarse, estoy embarazado y sensible —Jungkook solo negó en medio de una risa y Hoseok abrazó a Kim para dejar un beso en su mejilla mientras Yoongi decía algo sobre lo lloroso y voluble que Taehyung estaría lo siguientes meses.
Jungkook se sintió aún más completo mientras pintaba, tenía amigos, varios de ellos, siempre tuvo pero ahora son cercanos, y son personas estupendas que lo apreciaban de la misma manera, y ver la forma en que ellos hablan de Jimin y la forma en que lo cuidan solo aumenta el cariño que siente hacia ellos, definitivamente el destino le ha puesto a personas estupendas en su vida.
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—¡Alfa! —Jungkook estaba vaciando un poco de pintura en el recipiente para seguir pintando, ahora estaban en la sala de estar y era lo último que faltaba para por fin poder mudarse, su vista se dirigió hacia la puerta de entrada que fue de donde el grito vino, su lobo se puso en alerta por escuchar a Jimin—. ¡Alfa, alfa, alfa! —entró corriendo a la casa.
—¿Qué pasa cachorro? —lo recibió en sus brazos con confusión cuando el omega saltó a él para que lo cargara.
—Es Yoongi —reía a carcajadas—, él quiere... —el sonido de la puerta abriéndose de par en par interrumpió su explicación.
—¿Dónde estás, Minnie? —el beta habló con voz juguetona—. No debiste hacer eso, vas a pagar muy caro.
—Kook, dile que me deje en paz —reía y por eso su intento de susurro salió como un grito y escondió su rostro en el cuello del otro.
—¡Oh, ahí estás pequeño omega malcriado! —Yoongi se acercó a la pareja con una escoba en la mano tratando de manchar al omega con lo que sea que el instrumento de limpieza tenía entre las cerdas.
—¡No! —el castaño se retorció en los brazos del mayor para alejarse lo más posible del alcance del beta—. ¡No dejes que me toque, alfa!
—No vas a ensuciar a mi niño —lo protegió con burla y su cara era falsamente molesta hacia el médico.
—Jeon dame al chico y saldrás limpio de ésto —amenaza aún con la escoba apuntándoles, Jungkook podía distinguir algo como lodo en ella, no iba a dejar que su omega perdiera una guerra de ese tipo así que tomó la única opción viable.
—No —dice simple antes de salir corriendo con Jimin en brazos y aferrándose a su cadera con las piernas, buscando la salida trasera para encontrarse con todos en el patio trasero, Jimin soltaba carcajadas mientras Jungkook seguía corriendo para huir del rubio. Zico y Taehyung acomodaban la comida en la mesa del jardín mientras Hoseok barría la piscina para limpiarla como se suponía que debían hacerlo, él y Yoongi eran los encargados de eso hasta que Jimin llegó con la comida y bajó al fondo del rectángulo para ayudarles pero en un afán juguetón empujó a Yoongi haciendo que resbalara y cayera marchándose la espalda con los restos de agua y la poca tierra que el suelo tenía.
—¡Déjame vengarme, Jungkook! —gritaba el beta mientras perseguía a la pareja.
—¡No! —gritó el omega que lo veía a la distancia por encima del hombro del mayor—. Kook, se está acercando —advirtió y el rizado apresuró el paso para llegar hasta la orilla de la piscina donde Hoseok estaba saliendo con una escoba en mano.
—Dame ésto —le quitó el artefacto y encaró al rubio—. Deja a mi omega en paz —una mano sostenía la escoba en dirección al beta y la otra sostenía a Jimin para que no cayera.
—Pueden jugar, pero no en la orilla de la piscina porque es peligroso —Hoseok empujó levemente a Jeon para que se moviera unos cuantos pasos y miró a Yoongi con advertencia para que hiciera lo mismo—. Bien, ahora pueden matarse de manera no literal —dijo para salir de en medio y que el alfa y el beta se encararan nuevamente con sonrisas burlonas en el rostro.
—El problema no es contigo, rizos —trató de atinar una mancha en la espalda del menor pero Jungkook lo impidió con su propia escoba.
—Los problemas que mi omega tenga también son míos, rubio —los dos se enfrascaron en una lucha en la que usaban las escobas cómo espadas, el alfa pasó la escoba por el rostro del beta haciéndolo enfurecer aún más y la carcajada que Jimin soltó hizo que su corazón latiera más rápido, siempre enorgulleciéndose por lograr que su precioso niño de ojos azules riera y se alegrara, espera provocar ese brillo en él durante toda la vida
—¡Vas a pagar! —el rubio gruñó con molestia y de un escobazo ensució el abdomen del ojiverde.
—¡Me dio! —cerró los ojos con falso dolor mientras el omega abría la boca con sorpresa—. Defiende mi honor, mi amor —dejó a Jimin en el suelo y fingió su muerte cayendo al suelo con dramatismo.
—¡La actuación no es lo tuyo, jefe! —gritó Zico sentado desde la mesa para molestar a Jungkook que le mostró el dedo medio mientras el omega tomaba la escoba que antes estaba en las manos de Jungkook y se ponía en guardia para atacar a Yoongi.
—Nadie se mete con mi alfa, rubio tonto —dice con socarronería.
—Tú lo provocaste, Park —suelta un escobazo que amenazaba con tocar el brazo del menor—. Si tú no me hubieras tirado él no estaría manchado de lodo —el omega rió un poco porque realmente estaban todos sucios por pintura y el lodo no podría importar menos pero se estaba divirtiendo mucho, así que solo buscaba la manera de molestar a Yoongi, atinó una mancha en la pierna del pantalón del médico pero éste le regresó el ataque, Jungkook veía todo con una enorme sonrisa y tirado en el césped.
—Basta de juegos, vengan a comer —Taehyung gritó una vez que la mesa estuvo lista.
—¡Pero Jimin aún está limpio! —refunfuñó Min ante la mirada de burla que el omega le regaló.
—Dije que vengan a comer —sentencia Taehyung y a Yoongi no le quedó más que obedecer, entre quejas el beta y el omega dejaron de jugar a ensuciarse y todos comieron en un ambiente divertido y satisfactorio, compartieron algunas anécdotas entretenidas y el resto de la tarde prepararon la casa para que quedara totalmente lista para recibir la mudanza, Jungkook y Jimin por fin tendrían un hogar, un lugar que estaba prácticamente diseñado para ellos al igual que sus almas, todo estaba encajando donde debería y no podían sentirse mejor al respecto.
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Llegar al instituto el lunes por la mañana fue jodidamente placentero para Jungkook, sin duda alguna su sangre hervía por la furia, su mente se inundaba de las imágenes de Jimin triste y su pancita llena de moretones, de cada una de las lágrimas que el omega derramó y quería que sus agresores derramaran esas lágrimas multiplicadas por un millón, en otras circunstancias Jungkook estaría tratando de controlarse, estaría tratando de que su lobo se reprimiera y él poder solucionarlo todo de manera civilizada, de verdad lo intentaría si tuviera un poco de ganas de hacerlo.
Ya lo intentó una vez y falló, no quiere paz para su omega, él quiere venganza y aunque eso suene sanguinario no le interesa, él quiere que esos chicos paguen en sangre propia lo que le hicieron a su precioso ángel, quiere verlos sufrir y lo hará de cada manera posible, la primera de ellas por supuesto será con golpes porque su alfa lo pide a gritos, quiere destrozarles los rostros y ver el líquido carmesí salir de ellos para poder sentir que hizo algo bien por su bonito chico.
Al entrar a la propiedad de la escuela puede visualizar a los tres chicos en la distancia, reconocería sus caras en donde fuera, los recuerda a la perfección por aquel día en que vio a su niño sufrir por sus palabras, pero a pesar de el gruñido bajo que se forma en su interior, los ignora porque antes tiene un arreglo más que hacer, camina a paso firme hacia la dirección hasta una chica se interpone.
—El director no puede atenderlo ahora, él... —un gruñido alto de Jungkook la hace estremecerse y agachar la cabeza, pudo sentir su aroma atemorizado pero no le importaba en lo más mínimo, avanzó de nuevo con determinación y empujó la puerta que lo separaba del director que al verlo retrocedió un poco intimidado por el aspecto y el aroma a furia.
—¿Qué le dije? —cuestiona con los ojos oscuros y los colmillos saliendo de sus comisuras, su ceño fruncido era aterrador y el director temblaba en su silla—. ¡¿QUÉ LE DIJE?! —azota la palma de su mano contra la madera del escritorio con fuerza, un estridente sonido retumbo en la habitación.
—No han existido quejas y... —una risa de Jungkook lo interrumpió, el alfa puro rodeó el escritorio y tomó al hombre por el cuello para ponerlo de pie y apretar más a gusto su cuello contra una de las paredes, el hombre boqueaba por más aire que no le llegaba.
—Mi omega se quejó muchas veces antes —separó al hombre de la pared y lo azotó con fuerza de nuevo haciendo que su cabeza se golpeara contra el concreto—. Mis abogados se están quejando ahora mismo en el juzgado —su agarre se reforzó y el rostro del sujeto estaba poniéndose rojo por la poca oxigenación.
—A-Auxilio —fue apenas un susurro del que Jungkook se burló con una sonrisa petulante, soltó al alfa miserable que cayó directo al piso, sus manos tocaban su cuello como si eso fuera a llevarle más aire al interior de los pulmones.
—Vas a pagar... —se inclinó colocando las manos en sus rodillas—, y muy caro —su rostro era burlón—. Vas a renunciar —demanda con voz firme y profunda que hizo al otro estremecerse y negó con súplica en la mirada—. Mis abogados van a destruirte, vas a ser miserable y te vas a quedar en la calle porque nadie va a contratarte, de eso me encargo yo.
—Por favor, tengo familia y...
—No me creas estúpido —su rostro se puso serio—. Sé dónde y con quién vives, sé la clase de vida que tienes, sé las cosas que comes al despertar y se hasta el jodido sonido que usas de alarma —el hombre retrocedió lo más que podía pues Jungkook parecía acercarse más a cada palabra, se veía enorme y terrorífico—. Te investigué, sé que no tienes familia, vas a pagar cada una de las lágrimas que mi omega derramó, vas a querer regresar el tiempo y haberlo solucionado todo.
—Yo no le hice nada, te lo juro —las lágrimas comenzaban a aparecer en sus mejillas.
—Pero esos tres imbéciles si —sus ojos parecían brillar en rojo ante la simple mención de esos idiotas—. Y tú no hiciste nada al respecto.
—Lo intenté, lo juro, no podía hacer nada —niega con las lágrimas inundando su rostro.
—Eso no me interesa, vas a pagar igual que ellos, vas a querer haberlos matado tú mismo porque a causa de ellos cada día de tu vida va a ser un sufrimiento —lo tomó por el cuello de la camisa y lo arrastró hacia la puerta—. Vas a renunciar ahora mismo.
—Por favor necesito el trabajo, no me obligues a hacer esto —se resistía pero la fuerza del alfa puro era descomunal por naturaleza, los jaloneos seguían por todo el pasillo hasta que llegaron a la plazoleta del edificio, la mayoría de los alumnos se reunía ahí antes de comenzar las clases.
—Hazlo —lo lanzó al podio que estaba en el centro y sus ojos se clavaban en él para amedrentarlo aún más.
—R-Renuncio —dijo simple en el micrófono atrayendo la atención de todos los presentes cuando el altavoz soltó un sonido agudo por el reciente uso, todos miraban al hombre de apariencia desagradable, su camisa estaba desfajada y su aspecto era tembloroso y denigrante ante todos.
—Di que eres un miserable y las razones por las que renuncias —ordena y el otro alfa cierra los ojos con pesadumbre.
—Soy un miserable y renuncio porque no fui un buen director, no atendí a las quejas que ustedes interponían, por mi culpa varios estudiantes sufrieron de bullying y me disculpo, de verdad lo hago, lo lamento tanto —su voz era ahogada y sus ojos eran suplicantes hacia los que en algún momento fueron verdes pero ahora lo escudriñaban en color negro con desdén—. Por favor, perdónenme —los estudiantes murmuraban sobre el espectáculo que el hombre estaba dando y las cosas que estaba diciendo.
—Tus disculpas no son suficiente para que mi omega olvide todo —respondió Jungkook acercándose a él para alejarlo del micrófono—. Consigue un abogado y que sea uno barato porque no vas a poder pagarlo después de hoy —abrochó uno de los botones que se había zafado de la camisa del director y sonrió cuando lo sintió temblar bajo su tacto, apretó su mandíbula con una sola mano—. Acuérdate de mi y de mi omega cuando comas basura en el callejón que llamarás hogar —lo suelta con furia y camina hacia la dirección contraria, su porte era elegante mientras se acomodaba el saco y peinaba sus cabellos hacia atrás mientras caminaba hacia sus tres nuevos objetivos.
Los tres chicos vieron la imponente figura de Jeon dirigiéndose a ellos y prefirieron caminar en la dirección contraria para salir del instituto y poder huir pues era muy bien sabido por ellos tres que ese alfa estaba ahí con una sola misión y no era la de darles palmaditas en el hombro y felicitarlos por su trabajo, estaban casi llegando a la puerta pero sus rostros palidecieron al ver que en la puerta había otros cuatro tipos de aspecto rudo obstruyendo la salida, podían distinguir solo a uno, el chofer de Jimin que aunque es un beta, su altura y aspecto lo hacen intimidante, los otros tres son desconocidos pero están mirándolos directamente, haciendo a sus lobos internos llorar asustados por la amenaza.
Conforme más se acercan sus pasos, disminuyen de velocidad pero pueden distinguir dos aromas de alfas enfadados y amenazantes, y quieren frenar, de verdad quieren dejar de acercarse a esos sujetos pero el alfa puro de Jimin les está pisando los talones, no tienen escapatoria y sienten que su fin llegó cuando distinguen el aroma de tierra húmeda con tabaco completamente mezclado con la ira.
—Sigan caminando y suban a la camioneta —ordena Jungkook a sus espaldas de manera tranquila pero los chicos creyeron ser más listos y se echaron a correr—. Alto —ordenó con voz voz alfa y molesta, ronca y profunda como la recordaban, sus cuerpos temblaron y supieron que no iban a terminar bien.
—N-No —Rowoon se atrevió a decir pero detuvo sus pasos—. No v-vamos a subir —Jungkook avanzó otros pasos para ponerse frente a ellos con una sonrisa macabra en los labios.
—No estoy preguntando —su ceño se frunció—, caminen —los tres chicos trataban de buscar ayuda alguien que los auxiliara pero el destino parecía conspirar en conjunto con ese alfa puro, nadie estaba en la cercanía, eran solo ellos tres y esos cinco sujetos, se vieron obligados a caminar como se les había ordenado y estar cerca de todos los demás, rodeados por los tres aromas molestos era demasiado para ellos.
—Por favor, no pueden hacernos esto —Siwon suplicaba mirando a los ojos de Hoseok pero este rió un poco.
—¿Y tú si podrías golpear a mi hermano? —lo sujetó por la parte trasera del cuello para empujarlo al interior de su camioneta—. Pobre imbécil —cerró la puerta una vez que Yoongi subió con la cara más molesta que le habían visto, el rubio puede ser el más alegre del mundo, su sonrisa es simplemente contagiosa y es una luz hecha persona pero cuando está molesto es de temerse, los betas son muy peligrosos tomando en cuenta que solo usan su lógica, no tienen instintos animales que puedan sacarlos de su enfoque—. Vamos, amor —palmeó el hombro de Taehyung que estaba viendo a Rowoon con ojos oscuros, en cualquier momento le saltaría encima al chico—, andando —el azabache pareció salir de su estado de defensa.
—Los veremos allá —Kim dice hacia Jungkook y Zico quienes asienten seriamente, Taehyung deja una última mirada a los agresores de Jimin y sube al auto para que Jung cierre la puerta y puedan arrancar el auto con Siwon a bordo. Zico empujó a Rowoon contra la camioneta para obligarlo a subir.
—Esto es ilegal, los enviaremos a prisión —renegaba Rowoon tratando de alejarse pero la carcajada estridente de Jungkook lo hizo temblar.
—¿Tengo cara de que me importa la ley, estúpido? —se acercó a él a paso rápido y lo tomó por el cuello, sus ojos se volvieron oscuros y su lobo quería doblar su cuello hasta matarlo, tenía la oportunidad, quería hacerlo pero se limitó a apretarlo con fuerza—. Lastimaste a mi omega, lo más importante que tengo y aún piensas que va a importarme la legalidad —lo empujo con fuerza contra el costado de la camioneta haciendo que soltara un quejido de dolor.
—¿Vas a matarnos? —Zico y Jungkook se sonrieron entre ellos.
—No, pero me lo vas a pedir a gritos —fue simple pero esas palabras llevaron escalofríos al cuerpo de Rowoon que aún se mantenía acorralado entre la mano con la que el rizado sostenía su cuello y la camioneta, el alfa puro comenzó a apretar más su cuello por que era difícil no hacerlo, era difícil controlar sus impulsos si se trataba de cuidar de Jimin, quería matarlo y podía hacerlo, nada importaría porque puede arreglarlo, no tendrá consecuencias, los ojos del chico comienzan a ponerse rojos al igual que su rostro.
—Jungkook... —Zico le llama sacudiéndolo por el hombro, pero el ojiverde no obedece, está fuera de sí y no le interesa nada más que acabar con esa sucia escoria—. Jefe, suéltalo ya... —tiró del rizado con fuerza haciendo que el menor de los tres cayera al piso luchando por respirar—. No es el lugar indicado —le advierte y Jungkook parece por fin entrar en razón.
—Tienes razón —tomó al caído por la camiseta y lo empujó al interior de la camioneta para luego cerrar con fuerza la puerta—. Larguémonos de aquí —su plan estaba apenas por comenzar.
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